jueves, 30 de agosto de 2012

La tristeza de mi Alter Ego

Me entristece tu soledad.
Mi soledad.
Todo.

Me entristece que te duela
alguien a quien no le dueles.
Me duele que te entristezca
alguien a quien no le dueles.

Me entristece tu soledad.
Mi soledad.
Todo.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Desayuno

Servir mis sueños con leche... untar mis esperanzas con mantequilla y mermelada... pelar y cortar en cuadritos mis sentimientos... hacer jugo con mis ilusiones... y después no comer nada...

lunes, 20 de agosto de 2012

Con los ojos abiertos

Cuando muera, lo haré con los ojos abiertos. Quiero ver quién me visita antes de que me pongan 6 metros bajo tierra. Quiero ver quién me valora más estando muerta que viva. Quiero ver quién me dice "te quiero" cuando en vida nunca lo hizo. Quiero ver a todas esas personas que nunca estuvieron a mi lado, que nunca me visitaron o me dijeron "hola", decirme lo mucho que sienten que me haya ido. Quiero ver quién derrama lágrimas sinceras y quién lo hace por pretensión. Quiero ver todos esos rostros que, a partir de ese momento, sólo veré desde lejos. Quiero ver a quién le jalaré los pies y asustaré en noches lluviosas y con truenos. Quiero ver todo lo que no pude cuando estuve viva. Por eso, cuando muera, lo haré con los ojos abiertos.

domingo, 5 de agosto de 2012

En el agua

Nadaba tranquilo. El mar estaba quieto y apacible. Mientras me movía admiraba los peces nadando debajo de mí. Cómo envidiaba sus colores y sus formas. Eran hermosos. Pero estaba aburrido. Y solo. Muy solo. Buscando compañía decidí acercarme a la playa. Nadé lentamente. Me acerqué poco a poco con la esperanza de encontrar a alguien con quien platicar. Pero de pronto todos empezaron a huir. El mar se movía como si una tormenta agitara las aguas. Temor y gritos de pánico inundaron el lugar. Asustado empecé a nadar más rápido. Quería acercarme y preguntar qué era lo que estaba pasando. Pero todos huían. Se alejaban. Salían del agua. Y me dejaban ahí. Flotando. Sin saber qué hacer. Entonces la encontré. Estaba tan cerca que casi podía tocarla. Pero al verme empezó a gritar y a nadar desesperadamente. Yo intentaba decirle que esperara. Que mi intención no era dañarla. Pero me dejó ahí. Escuchando que gritaban. Gritaban aterrorizados y me señalaban. Me señalaban y decían: “¡Cuidado! ¡Salgan del agua! ¡Salgan del agua!”.