sábado, 27 de septiembre de 2008

Crónicas de un cerebro desempleado- Capítulo II

01 de Mayo de 2008


Vacaciones, un lujo que como desempleada no me puedo dar. No es como que viaje mucho pero al menos me agradaba la idea de tener dinero por si se me "ofrecía" o me salía un viajecillo por ahí.
Ahora la única posibilidad de broncearme es cuando salgo a tender la ropa y eso sólo dos veces por semana o cuando voy manejando, que sólo es el brazo izquierdo, así que tengo bronceado de chofer, los brazos muy quemados pero con la manga de la playera marcada.
Gasolina, casetas o boleto de avión, hospedaje, comidas, compras...y la lista sigue y nunca acabas porque no falta cualquier imprevisto o antojito.
Ya estoy resignada a no salir de viaje. Aunque parezca que como no tengo empleo estoy siempre de vacaciones, no es así. De verdad, nada me gustaría más que poder decir que vivo siempre de vacaciones, pero no es lo mismo tener tiempo de sobra y pasartela encerrado a salir de la ciudad y visitar otros lugares.
Mis únicos "viajes" son cuando voy a comprar el mandado o salgo a pasear a mis perros.
En fin, salir de viaje es como la navidad, ahorras todo el año para que solo te alcance para una semana y eso recortado en gastos porque volver a tu realidad y sin dinero, ESTÁ CAÑÓN!

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